La primera película escrita, protagonizada y dirigida por Woody Allen. «Robó, huyó y los pescaron», es un mocumental sobre la vida del peligroso hampón Virgil Starkwell.
Este artículo versa sobre una de las mayores obras fílmicas de la historia. Soy rotundo y no echo pie atrás. «Take the money and run«, más conocida por su título en español «Robó, huyó y lo pescaron» (1969), es una deliciosa amalgama de ironía y técnicas narrativas. Woody Allen, su realizador, fundió la ficción con el documental en su primer ensayo con el género mocumental [1], como se le denomina hoy a los falsos documentales, fórmula que volviera a utilizar en 1983 con la narración del increíble hombre camaleón «Zelig», y en 1999 con «Dulce y melancólico (Sweet and lowdown)».
Pero es, además, un ejercicio perfecto del uso del absurdo y de las técnicas bufónicas traídas del teatro y que tan hábilmente llevaron al cine maestros como Buster Keaton y Charles Chaplin, y comediantes como Stan Laurel y Oliver Hardy (Laurel & Hardy); los hermanos Moses Horwitz y Larry Fine (Los Tres Chiflados); e, incluso, Chespirito.
El Documental
Woody Allen es el peligroso delincuente Virgin Starkwell
¿Es posible construir una historia sobre la base de gags y chistes hilados con la seria narración de un locutor? Woody Allen, en colaboración con Mickey Rose, escogió contarnos en su primera película como director propiamente tal [2], la vida del peligroso delincuente Virgil Starkwell (representado por el mismo Allen), por medio de un supuesto documental.
Podría haber elegido como punto de arranque el momento en que el héroe logra salir de la cárcel como voluntario de un experimento médico, algo que hubiera cumplido perfectamente con los cánones narrativos: exposición de personaje, planteamiento del problema. Sin embargo, la elección fue mejor. Los primeros ocho minutos de la película son utilizados para desplegar en una hilarante secuencia de imágenes que se han vuelto clásicas, la biografía completa del villano-héroe. Quizás si la razón apunte a que Allen quería que nos involucráramos en el juego de oposición documental-serio/contenido-absurdo. Y creo que lo logró.
Los avergonzados padres de Virgil
Esos primeros minutos son para la carcajada suelta. Pero el asunto no se queda en la mera narración en off que se involucra con la ficción. Luego siguen las entrevistas. Así es como desfilan exprofesores, especialistas y hasta los propios padres de Starkwell, quienes por vergüenza, aparecen con máscaras estilo Groucho Marx, con anteojos, cejas y bigotes, en uno de los cuadros más representativos de la filmografía del neoyorquino. Además, es el mismo objeto de investigación, Virgil, quién contesta las preguntas del presunto realizador documentalista tras la cámara, así como también su fiel enamorada Louise (Janet Margolin) [3].
El Personaje
Allan Stewart Königsberg (01/12/1935), comenzó como un comediante y fue allí donde depuró su propio personaje, Woody Allen. En «Robó, huyó y lo pescaron», afirmó el concepto de antihéroe que ya habíamos apreciado en sus personajes Victor Shakapopulis («What’s new, pussycat?», 1965) y el dual Jimmy Bond-Dr. Noah («Casino Royale», 1967), donde jugó con su aspecto poco agraciado presentándose como un acomplejado seductor de hermosas chicas, un tema recurrente en su futura filmografía. Aquí la ironía lo muestra como un líder del crimen, pero con el mismo aspecto debilucho y torpe.
Janet Margolin es Louise
Es esa ironía lo que sustenta todas las historias de Allen, tanto desde las formas y estructuras escogidas (documental falso, shakespeare, mitología, cortometrajes temáticos, etc.), hasta sus personajes culposos y obsesivamente sexuales. Pero Starkwell, el ladrón, es también un mentiroso compulsivo. Al conocer a la hermosa Louise, no encuentra más que en la mentira la forma de poder vivir su romance, ocultando su verdadera profesión tras la fachada de un músico («no siempre decía la verdad… a veces la exageraba… y a veces simplemente mentía»).
Mitchell Tunick es Virgil Starkwell de niño (su nombre no aparece en los créditos)
En esta película, la fórmula de yuxtaponer un gag tras otro, remarca las características del personaje. El gag es un cuadro de humor sin el uso de las palabras. Así es como vemos al niño Virgil trabajando de lustrabotas: mientras otro chico lanza saliva al zapato de su cliente para proceder a sacarle brillo, el pequeño colorín de anteojos escupe el pantalón de su usuario. O cuando los chicos escapan del policía que los descubre robando una dulcería, al pequeño Virgil se le quedan los dedos atrapados en una expendedora de chicles. Ya adulto, roba un arma en una tienda con la que reduce a dos guardias de un camión de transporte de divisas. Con un saco de billetes en la mano, huye de los policías que comienzan a dispararle. Virgil saca su arma para defenderse… pero al jalar el gatillo solo sale una pequeña llama de encendedor. Así es Virgil. En estos pequeños gags se resume al individuo analizado en el falso documental.
Gags, slapstick y diálogos absurdos
Es impresionante como ochenta y cinco minutos se sustentan sobre cuadros de humor que, a pesar de formar parte de la historia, adquieren vida propia. Imposible no recordar la escena en que Virgil se viste para su primera cita con Louise. El departamento en el que vive es exageradamente miserable, pero su actitud de gentleman y la dignidad de los dueños que han puesto un cartel «prohibido fumar en la cama» lo contrasta todo, en otra sutileza del guión. Primero es el agua de la sucia ducha que se cierra al abrir la llave del lavamanos, y vuelve a abrirse al tirar la cadena del excusado. Luego, el refrigerador que sirve de armario. Enseguida, las divertidas miradas al espejo con las poses más seductoras, contrastadas con su absoluta miopía al sacarse los anteojos. Para cerrar con el clásico tiro de cámara hasta la cintura cuando sale de la habitación, con un elegante traje café, y su inmediato regreso a buscar los pantalones que ha olvidado ponerse.
El hilarante gag del violonchelo
También lo es la secuencia del violonchelo. Woody Allen es un amante de la música que, como sabemos, toca el clarinete en una banda de jazz (The New Orleans Jazz Band). Aquí dotó a su personaje de un gran cariño por su instrumento, pero de ninguna cualidad interpretativa. El narrador, sin embargo, nos da una luz de esperanza cuando narra que en un momento de su vida encontró un lugar como miembro de una banda de marcha. Todo esto mientras lo vemos con su instrumento… y una silla en medio de un desfile. Mientras todos avanzan a paso semi-marcial, Starkwell intenta sentarse para ejecutar su instrumento, pero se queda atrás. Entonces repite la acción una y otra vez. Notable. Esa escena es una escena inmortal.
Pero cuando las cosas andan mal, la miseria llega a tal punto que toda dignidad puede verse afectada. Es lo que vemos en el cuadro en que Virgil y Louise se sientan a comer en un restaurante abandonado junto al mar. En una escena muy chaplinesca, Starkwell despliega dos platos de cartón y dos servilletas apoyadas por dos piedras. Del bolsillo de su chaqueta saca una billetera en la que trae… una lonja de mortadela. La parte en dos: le sirve en el plato una parte a su mujer y la otra a él. Y comen. Genial.
Virgil discute con los empleados del banco que está robando, sobre un error en la redacción de la nota de amenaza.
Hay presencia de slapstick, el humor proveniente de la violencia física, cuando al niño Virgil le rompen continuamente sus anteojos, como también cuando es mayor… solo que aquí el que lo hace es el juez que lo está juzgando. Pero creo que son los diálogos los que marcan un estilo muy peculiar, uno divertidamente absurdo. Así lo vemos en la escena del primer robo a un banco, cuando un solitario Starkwell le muestra una nota al cajero en que lo conmina a entregarle 50.000 dólares, ya que trae un arma… y le pide que actúe con naturalidad. Sin embargo, el cajero le hace ver que ha escrito mal una palabra, que no le comprende. Mientras discuten cuál es la letra correcta, distintos funcionarios leen la nota produciéndose una discrepancia con el asaltante.
Virgil escapa de la cárcel junto a otros reos.
Inolvidable es también el discurso golpeado que el Alcaide da a los nuevos convictos, Virgil incluido, que formarán parte de una cuadrilla de trabajos forzados. Encadenados escuchan el estricto parlamento del republicano líder de los gendarmes («mi trabajo será enrielarlos para que cuando salgan piensen dos veces antes de cometer un acto antisocial… no nos gustan los caprichosos ni los buscapleitos»). Al finalizar, lo de rigor: «¿alguna pregunta?«. Y Virgil levanta la mano: «¿cree que una chica debe entregarse en la primera cita?».
Más
Y hay mucho más. Mucho más en una película que Allen pensó en ofrecer a Jerry Lewis para que la dirigiera, antes de decidirse a hacerla él mismo. «Take the money and run» cuenta con una música también inolvidable, compuesta por Marvin Hamslich, quien después colaboraría con Allen en «Bananas» y que participó con sus composiciones en otras producciones como «La espía que me amó», «Fama», «A chorus line», «Tres hombres y un bebé», «Shirley Valentine», «La pistola desnuda 2 ½», «Frankie y Johnny», «Operación Triunfo-España» y «Ally McBeal», entre otras.
Luego de someterse a un experimento en la cárcel a cambio de su libertad, Virgil presenta un inesperado efecto secundario: por unos minutos se convierte en Rabino.
«Robó, huyó y lo pescaron» también muestra la cordial relación existente entre Woody Allen y las imágenes de archivo, a las que sabe sacar partido, como en el caso del abuelo de Virgil, quien según el relato fue víctima del golpe de una pelota de béisbol en la cabeza, lo que le produjo como secuela el que adoptara la personalidad del Káiser Guillermo II. Cuando el narrador dice «estas son imágenes de él y de otros pacientes del sanatorio«, vemos imágenes reales del emperador prusiano saludando a la guardia, registradas en los albores del siglo 20. También es importante esta película, porque es el comienzo de los temas recurrentes. Aquí aparece un diván y el eterno encuentro de Allen con el Psicoanálisis; y asoma también la cita burlesca a la religión judía («con la libertad como incentivo, Virgil se somete a la prueba de vacunación. Es un éxito, salvo por un pasajero efecto colateral: durante varias horas se transforma en un rabino»). Se trata del inicio de la carrera de realizador para un artista que ya había amenazado con sus guiones y actuaciones. Es el punto de inicio para uno de mis directores preferidos de ayer, de hoy y de siempre.
[1] Del inglés mockumentary. «Mock»: burla, mofa; documentary: documental.
[2] Si bien «What’s Up, Tiger Lily?» (1966) figura como su primera película, esa producción no contó con una dirección de escenas por parte de Allen. Se trató más bien de un ejercicio experimental, de una rareza por encargo que consistió en reeditar y generar un nuevo guión a partir del material de una película japonesa de parodia de espías («Kokusai himitsu keisatsu: Kagi no kagi»), para luego doblarla y cambiar su banda sonora.
[3] Janet Margolin falleció en 1993 a los 50 años de edad víctima de cáncer.
Títulos de la película
- Take the money and run (original en inglés)
- Robó, huyó y lo Pescaron (Latinoamérica)
- Toma el dinero y corre (España)
por Denis Leyton
publicado originalmente el 12/01/2008