Hasta ahora solo a Eliseo Subilea lo había llamado así, pero creo que Michel Gondry también es un marciano camuflado. Parece humano, se viste como humano, interactúa como humano, pero… vamos… todos sabemos que es un extraterrestre. En “La Ciencia del Sueño” (2006), nuevamente nos entrega una narración llena de magia y, aunque parezca un juego de palabras absurdo y contradictorio, mucha «fantasía y realismo».
Tal como en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, el realizador francés nos presenta una nueva historia de confusión entre sueño y realidad, solo que aquí el motivo no es la manipulación externa como lo hacía la empresa Lacunna INC. a pedido de sus clientes. No, aquí el asunto es más bien patológico. Pero en esta historia el trastorno mental no es sólo un tópico para Gondry. Es una herramienta narrativa, una fuerza expresiva.
Entre la realidad y los sueños
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(“La Vida es Sueño”, Pedro Calderón de la Barca)
Cuando vi esta película fueron muchas las imágenes de obras de teatro, libros y películas que vinieron a mi cabeza, todas referidas a esa constante curiosidad humana por conocer e identificar la frontera entre el sueño y la realidad. Sin embargo, el tono propuesto por su personaje principal STEPHANE MIROUX (Gael García Bernal) me hizo recordar un gran capítulo de Los Simpson, “Bart reprueba (Bart get an F)”.
Gael García Bernal es Stephane Miroux | «La Ciencia del Sueño»
En ese episodio de la segunda temporada, Bart está a punto de repetir de curso por lo que se pone a estudiar como nunca lo ha hecho. Pero el pequeño Simpson no logra concentrarse. Mientras lee sus libros, empieza a imaginar que él es un personaje histórico y todo se desvía a un juego mental. Esa incapacidad, o capacidad imaginativa, es algo que a muchos nos acompaña la mayor parte del día, a veces para bien y otras para mal. En el caso de Stephane, en él se unen casi todos los síntomas: falta de concentración, estado confusional entre sueño y realidad, y sobretodo, mucha, mucha imaginación y creatividad. Esto último aflora en su especial colección de inventos, cualidad heredada de su padre, como el martillo que apaga la luz o la máquina de viajar un segundo en el tiempo.
Pero su mundo imaginario no es uno cualquiera. Su mundo paralelo tiene forma de un show de televisión, “Stephane TV”, donde el personaje encarnado por el mexicano es captado por cámaras de cartón, con una escenografía cargada a las cajas de huevo y donde se muestra como un multifacético anfitrión. Es en este “programa” donde se centran las ideas y los sueños del protagonista. Y la forma que tiene de ver las cosas.
Stephan y Stephanie
El argumento nos ubica en París con Stephane volviendo a vivir a la ciudad de su infancia. Su padre, con quien vivió en México, ha muerto, por lo que decide aceptar un trabajo que su madre le ha conseguido en la Ciudad Luz. En la capital francesa vivió de pequeño hasta que sus progenitores se separaron, sin embargo, el reencuentro con su hogar y su mundo infantil marcan la soledad del personaje y su necesidad de sumirse en un mundo imaginario, casi como método de supervivencia.
Su madre que vive con su nuevo novio, ni siquiera va a recibirle y el teléfono es la única vía de comunicación entre ellos durante un buen tiempo. Ella le ha conseguido un trabajo que despierta su ilusión (es artista gráfico), pero las tareas asignadas en la agencia no son lo que esperaba, provocando escenas intensas en su mundo onírico.
Pero en el trabajo encuentra un grupo de personajes curiosos y especiales, en especial GUY (Alain Chabat), un tipo «desencantado con humor» que lo intenta traer de vuelta a la realidad constantemente. Lo mejor de estar en un trabajo horrible es tener compañeros que se lo tomen con gracia. Stephane es en sus sueños el jefe de la agencia, la que de pronto también es un set de televisión donde es entrevistado por su compañera de trabajo MARTINE (Aurélia Petit)… imposible no recordar las autoentrevistas en la tina del manager Jimmy Rabbite (Robert Arkins) en “The Commitments” de Alan Parker.
Pero cuando en verdad la máquina imaginativa empieza a funcionar a toda capacidad, es en el momento en que nuevas vecinas llegan al departamento contiguo, en especial una que marcará el desarrollo de la historia: STEPHANIE (Charlotte Gainsbourg), una chica que llena la pantalla de sensibilidad. La relación de desencuentro entre ellos es tan especial, que la personalidad de Stephane parece tener un cómodo escenario para desarrollarse, produciéndose diálogos bellamente absurdos.
(Stephane tiene un vendaje en su mano)
Ella: Déjame verte la mano…
Él: Ha empezado a oler a pie
Ella: Es una buena señal
Las maquetas, artefactos y animaciones de Michel Gondry
Uno de los elementos más originales de «La Ciencia del Sueño» es la propuesta visual que Gondry escogió para introducirnos en la cabeza del héroe. El galo se vale del Stop Motion para animar cuadro a cuadro figuras de trapo, mover objetos y crear toda una ciudad de cartón y conos de papel higiénico. Cuando Stephanie abre un grifo, en lugar de agua sale celofán azul. Los efectos especiales son tan bien escogidos y, a la vez, tan justificados. Es que aquí la técnica es romántica, clásica, pero de una concordancia absoluta con un personaje que, a pesar de su intenso show televisivo, es un tipo emocional y creativo.
La inventiva de los sueños es francamente hermosa, como el artefacto con el que Stephanie hace un bordado: es como una máquina de escribir que en lugar de tintas tiene carretes de hilo, y cuya hoja resulta ser un bordado que se va formando mientras ella pulsa algo como un teclado de piano. O el centro de esquí cuyos andariveles avanzan no afirmados en cables de acero, sino en lana. O la ciudad con metro y autos hechos con cilindros de papel higiénico.
Michel Gondry es uno de los más reconocidos directores de videoclips del mundo, y esta fama se debe a la unión precisa que hace de la técnica con la creatividad. Muchos “técnicos” se dicen creativos solo por el hecho de saber manipular aparatos con gran destreza. En el caso del francés, su magia está en las historias que inventa y en cómo sus efectos se integran armónicamente. Uno de estos trabajos, el video para la canción “Everlong” (1997) de la banda Foo Fighters, muestra antecedentes inspiradores de esta historia. En el clip se aprecia el debut de las manos gigantes, las mismas del personaje de Gael García Bernal, pero por sobretodo, la idea de interactuar dormido en los sueños de otra persona.
“La Ciencia del sueño” es una película hermosa, aunque adelanto que muchos no sabrán apreciarla. En un mundo en que los números y las estadísticas mandan, quizás sea esta una muestra excesivamente «emocional». Pero Gondry es así, sensible y marciano, lo que le permite poder filmar con la perspectiva del que mira desde su platillo, logrando ver las cosas simples y hermosas que nos estamos perdiendo. Solo un extraterrestre puede entregarnos un rato de poesía sin culpas… o un director loco.
Más información
Warner Bros The Science of Sleep
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(publicado originalmente el 21/05/2010)