La Maldición
La historia se presenta en un hermoso escenario medieval, Aquila, donde el malévolo OBISPO (John Wood), cegado por los celos y “apelando a los poderes del mal”, hace un trato con el demonio, logrando que “los oscuros poderes del infierno” echen una maldición encima de dos jóvenes amantes, ISABEAU D’ANJOU (Pfeiffer), a quien el religioso ama con locura, y el capitán ETIENNE NAVARRE (Hauer). Si ella no le pertenecía, no le pertenecería a nadie, sentenció. Durante el día ella es una halcón, volviendo a su forma de mujer en la noche; por el contrario, él es hombre de día y un lobo de noche. Isabeau y Navarre han sido condenados a no verse jamás, a no poder compartir su amor más que apenas unos segundos al amanecer y otros al atardecer, pero insuficientes para poder tocarse y suficientes para acrecentar su impotencia y dolor. Andan siempre juntos, él cabalgando en su elegante caballo GOLIATH y ella volando a su alrededor. Por las noches, Navarre la protege convertido en un lupus negro, esperando nuevamente que el amanecer lo transforme en humano para seguir planeando la venganza en contra del clérigo. Es cuando aparece en sus vidas PHILLIPE GASTON (Broderick), alias EL RATÓN, un joven “lanza” que se convierte en el compañero de armas del capitán. Cuando en una lucha con la guardia del obispo la halcón es herida, entra en escena el monje IMPERIUS (Leo McKern), quien les ayuda a buscar la forma de romper el hechizo y poder enfrentar así al vil religioso. Se trata de una historia simple, pero cargada de símbolos que apelan al amor imposible, pero siempre bajo la opción de que el destino es algo que puede ser modificado o vuelto a su cauce normal. En el caso del «Ratón», Phillipe Gaston, los guionistas EDWARD KHMARA, MICHAEL THOMAS y TOM MANKIEWICZ lograron crear un personaje clave, que manteniendo sus cualidades profesionales delictuales, mintiendo permanentemente y no renunciando a su manera no heroica de ver la vida (“no tengo honor, nunca lo tendré”), se involucra sin querer en la vida de los amantes, los ayuda en sus motivaciones, pero también se transforma en un enlace vital, pues es el único que puede verlos como humanos. Gracias a sus recados, Isabeau y Navarre pueden expresar su amor en palabras. Los escritores y el director presentan su punto de vista ante la delincuencia: “No lo guiaría a la ciudad ni por la vida de mi madre… aunque supiera quién fue”, dice Phillipe Gaston, lo que desprende un pasado de orfandad y pobreza que lo ha llevado a delinquir… no porque naciera malo. Donner logró mantener la imagen de adolescente divertido de Broderick que tanto gustaba en ese momento, sin festinar la historia ni su atmósfera. En el capitán Navarre asoman las típicas características del Caballero Andante: fuerte, hábil, apuesto y seguro de sí mismo, persiguiendo siempre un móvil de reivindicación y justicia; pero a la vez, es testarudo, cegado por el honor y la venganza. Lo vemos debilitarse ante la fuerza casi pareja de su enemigo. También lo vemos dudar. Pero finalmente logra equilibrarse para liderar el golpe final. La religiosidad de la época está presente de dos formas: como expresión política y de codicia, siendo su máximo exponente El Obispo, quien se siente el rey de Aquila, y MARQUET (Ken Hutchinson), el comandante de las fuerzas que buscan derrotar a Navarre; y también como máxima expresión de la inocencia del pueblo, el que se deja pisotear por una iglesia que, disfrazada de representante de la divinidad, no trepida en cobrarle impuestos a destajo. Aún así, la «fe» los mantiene esperanzados. El mismo Navarre, representante de los dirigentes nobles que son servidores del pueblo, hombre cegado por su estricta enseñanza católica que no le permite dejar atrás su honor familiar y el destino que debe cumplir (representado en su espada), le dice a su compañero Gaston “llevo casi dos años esperando una señal de dios… cuando oí las campanas de alarma de Aquila, supe que el momento de mi destino había llegado. Tú serás mi ángel guía… me di cuenta que era una señal del cielo”. El héroe es fuerza, pero también sabe que tiene una parte espiritual que mostrar, por muy inocente que esta sea. Isabeau D’anjou, la mujer-halcón, es tan hermosa que uno podría llegar a comprender el arrebato del obispo. Pero no sólo el religioso y Navarre la aman: Phillipe Gaston y hasta el mismo monje Imperius no pueden evitar reconocer el deseo que sienten por ella. La decisión azarosa de quién es humano de noche y quién de día, dejó a Isabeau con un papel secundario al momento de construir el destino de los amantes, porque es Navarre el que dirige la venganza desde el día. Sin embargo, se convierte en factor de humanización en el rudo capitán, pues ella logra hablar con el joven Ratón, bailan… se muestra ante él, lo que provoca los celos contenidos del caballero andante. Y es Isabeau la que tiene un rol fundamental a la hora de romper o no el hechizo. Una hermosa historia que, más que plantear el tema del amor imposible, pone sobre la mesa el tema del «destino», aunque sin llegar a resolverlo. Vivir prisionero de él puede significar cometer errores de lectura. Navarre va tras un hombre porque su destino es matarlo, según reza esa especie de oráculo familiar en el que se transforma su espada y los diamantes que lleva incrustada, testigos de cientos de luchas como Las Cruzadas. Gracias a la intervención de Isabeau estará próximo a descubrir que el amor por ella es y deber ser más fuerte que el rencor y el odio, pero esas líneas no están escritas, ¿se cumplirá su destino?La banda sonora
Portada del disco de la banda de sonido original de «Ladyhawke».
[1] Rutger Hauer murió en su natal Utrecht (Países Bajos), el 19 de julio de 2019 a los 75 años. Sus papeles más recordados junto al del Capitán Etienne Navarre, fueron el del prisionero de guerra soviético Aleksandr Pecherski en la película «Escape de Sobibor» (1987) por el que ganó un Globo de Oro, y especialmente por su rol del replicante Roy Batty en «Blade Runner» (1982).
[2] «El lobo, el halcón y el músico de vanguardia: entrevista con Andrew Powell», por Giuliano Tomassacci en colonnesonore.net (04/08/2006). Publicada originalmente en Colonne Sonore (revista italiana dedicada a la música en el cine, hoy solo en la web), número correspondiente a enero/febrero de 2005. http://www.colonnesonore.net/contenuti-speciali/interviste/760-interview-with-andrew-powell.html