Película británica protagonizada por Tracy Hyde, Mark Lester y Jack Wild. «Melody» (1971), dirigida por Waris Hussein y escrita por Alan Parker, narra la historia de Daniel, un niño bien que tras ingresar a una escuela pública, debe enfrentarse de dos nuevos y antagónicos mundos: la aceptación del grupo de hombres o la aceptación de la chica que ama. Un filme entrañable tanto por su historia, como por sus personajes y su banda sonora liderada por Bee Gees.
He intentado muchas veces empezar este artículo (meses), pero siempre temo escribir algo que suene a “oh, qué lindo es el pasado” o “esos sí que eran buenos tiempos”. Es que no soporto la idea de no evolucionar, de quedarme en lo mismo. Sin embargo, la evolución no puede ser sinónimo de olvido. Las obras maestras son atemporales. Lo es Shakespeare, lo es Violeta, lo es Mozart. lo son The Beatles o Fellini. Y con el permiso de mis compañeros cinéfilos, lo es “Melody”.
“Melody” (1971) es otra película que conocí gracias a la televisión. La exhibieron un par de veces y se perdió en el recuerdo de una generación completa, en el mundo entero. Hasta que internet la recuperó. Muchos en el planeta encontramos en Google una oportunidad para rescatar “nuestro propio pasado histórico” y darlo a conocer, como el caso de esta película. Nos descubrimos, encontramos que éramos muchos los que compartíamos un íntimo secreto (en Japón la cosa es locura), que quizás formábamos una especie de seres freaks, extraños, impopulares, pero que no estábamos solos.
Melody
Tracy Hyde es Melody Perkins.
¿El secreto? Que de niños no fue ni Kelly le Brock y su hermoso rostro, ni sus hermosas curvas, ni Olivia Newton John, ni Debra Winger, la que nos había robado el corazón. Cual nerds, ocultamos la identidad de quién era la que en verdad amábamos en ese momento con todo nuestro romántico y púber ser, para que no nos jodieran. Se trataba de una niña de 10 años (la misma edad que teníamos nosotros), de un personaje, de un ideal: Melody Perkins (Tracy Hyde).
Mark Lester es Daniel Latimer.
Para entender esta película (y amarla) es necesario transportarnos a la edad de sus personajes: 10 a 12 años. “Melody” narra el conflicto de Daniel Latimer (Mark Lester), un niño bien que ha ingresado a una escuela pública, un liceo, y en donde afronta el umbral de dos nuevos mundos: la aceptación del grupo de hombres, y la aceptación de la chica que le gusta. Durante el primer acto, junto con exponer conflictos, espacios y personajes, director y guionista enfocan el problema en Daniel y la relación con su amigo Ornshaw (Jack Wild), un chico-pobre y defensor acérrimo del Club de Tobi. Es él quien integra a Daniel, por lo que la necesidad del exchico-rico por retribuir esa amistad, es permanente.
La maestranza abandonada, punto de reunión de los chicos y centro de experimentación de «explosivos».
Aquí se plantea una de las claves evolutivas del film: la Maestranza abandonada. Espacialmente, es un sitio eriazo y una construcción de aquellas que no se muestran a los turistas. Narrativamente, es el centro de reunión de los hombres, y centro para las pruebas de explosivos (un petardo gigante, en rigor) de uno de los compañeros de curso, los que reiteradamente fallan. Aquí se hablan cosas de hombres, con tono de hombre y palabras de hombre, como “ultra secreto” o “experimento”, entre tantas. Es el punto opuesto al Cementerio, allí donde se hablan solo cosas de chicas y se hacen cosas trascendentalmente de chicas, como besar afiches de Sir Michael Phillip Jagger.
El segundo acto comienza con este período de aprendizaje y aceptación cumplido. Sin embargo, el espacio ganado por Daniel entre los chicos parece tambalear cuando Melody se le cruza por delante. Cuando un adolescente se enamora, ¡se enamora! Las escenas de sus primeros encuentros son tan dulces como demasiado reales. Es como si las hubieran sacado de nuestras propias memorias. Antes de cruzar palabra alguna, lo hacen a través de sus instrumentos (la flauta ella, el violonchelo él). Es que la música es una clave importante de esta película. Ya lo veremos más adelante.
Jack Wild es Ornshaw.
Aquí Daniel y Ornshaw discuten abiertamente sobre la necesidad de sacar a bailar o no a las niñas. Daniel muere por bailar con Melody, pero su amigo es feroz y elocuente:
Daniel: Tengo que bailar con ella…
Ornshaw: ¿Estás loco?, ¿para qué quieres hacer eso?… te dirá que desaparezcas, debe ser una estirada… eso de las chicas es una tontería, sólo piensan en mostrarse…
Banda de sonido y sociedad
Arriba: El guionista Alan Parker y el director Waris Hussein en 1971 durante la filmación de «Melody». | Abajo, rodaje de la secuencia inicial.
El director de origen indio Waris Hussein introdujo una necesidad de la época, el musical. Pero no a través del sistema estadounidense (coreografías, fantasía), sino a través de «videoclips» dentro del film. Los personajes no cantan, pero sí deja que la letra de las canciones hablen con total tranquilidad mientras se ven escenas alusivas de ellos, algo que para mí fue inventado por The Beatles (y el videoclip también). Para ello se valió de composiciones de Bee Gees que hoy no son otra cosa que clásicos del archivo pop como “In the morning”, “Melody fair” y “To love somebody”. También hay una canción de Crosby, Still, Young & Natch, “Teach your children”. Y, por supuesto, el sesentero “Working on it night and day”, de Richard Hewson, la canción que bailan los chicos en la fiesta del colegio.
De la banda de sonido original: «Melody Fair», Bee Gees.
Lo que hace tan especial a esta película son sus personajes… y su contexto… y su música… y su historia. “Melody” fue escrita por quien después se transformaría en un cineasta fundamental para mi aprendizaje cinematográfico, Alan Parker. Antes de construir su propia historia como realizador, mientras se ganaba la vida dirigiendo spots comerciales, Parker escribió este guión que ya comenzaba a sugerir temáticas e imágenes que después volverían a aparecer en su filmografía, como la pertenencia al barrio y la lucha por los sueños (The Commitments, Alas de Libertad); los niños contra el desinterés de los adultos (Bugsy Malone, Pink Floyd: The Wall); el desamparo ante el poder absolutista (Expreso de Medianoche); o la crítica al sistema educacional y la disciplina severa (Pink Floyd: The Wall).
Daniel Latimer (Mark Lester) y Ornshaw (Jack Wild).
Recuerdo un episodio que viví en el primer foco de luz de la nación: durante una clase sobre “El Poema de Mío Cid”, un compañero le preguntó al profesor si “destierro” era lo mismo que “exilio”. El docente perdió la respiración, su piel se tornó roja y dejó escapar un furibundo y sonoro: “¿Qué te has imaginaaaadooooo?… ¡en mi clase no se habla de políiiiiticaaaaa!”… “¡Fuera de mi sala… fuera!”… (sucedió en 1985, durante la dictadura militar, cuando no sabíamos lo que era vivir en democracia y con el miedo reinando incluso en la cabeza de los maestros, en quienes debían mantener la cordura). En “Melody”, Ornshaw le pregunta al profesor de historia:
Ornshaw: ¿Qué hacía Wellington en España?
Profesor: Estaba ahí y punto…
O: Perdone, pero no entiendo el motivo…
P: Ornshaw, no puedo atrasar la clase por tu culpa…
Waris Hussein logró incorporar y mostrar el «mundo Parker» como si hubiera venido del futuro. El mismo futuro que se plantean Daniel y Melody, por lo que deciden vivir su relación abiertamente, escapando a la playa en horas de clases. Si bien sus familias aplican los sermones correspondientes, es el tercer “poder” en cuestión, la dirección del colegio, el estado, el que se opone con su rigor y sus leyes. El tercer acto plantea un manto de oscuridad absoluta: la burla de los compañeros, la pelea de Daniel con Ornshaw y la tierna incomprensión familiar sufrida por Melody. Sin embargo, los amantes son más fuertes y se mantienen unidos.
El triunfo del amor
Creo que lo que amo de “Melody” es su inocencia, pero a la vez, su decidido planteamiento frente al amor. En el cementerio, Melody le recrimina a Daniel que ella sea la última en enterarse de que él la ama (“todos hablan de ello en el colegio”). Daniel no le responde, es tímido. Luego ella lee una inscripción de una tumba en la que un esposo agradece 50 años de amor a su mujer fallecida.
Melody: ¿Cuánto es 50 años?
Daniel: mmm… 120 semestres, sin incluir vacaciones…
M: …¿me amarás tanto tiempo?
D: (asiente con la cabeza)
M: No creo que lo hagas…
D: Claro… ya te amé una semana entera, ¿no?
Enseguida vendrá la memorable escena en que Melody invita a su novio a tomar el té… con su familia.
James Cossins es el rector del colegio.
Interesante también es la opción que los realizadores proponen de aquí en adelante. Hasta ahora la historia está enmarcada perfectamente dentro de los cánones del realismo, pero aquella realidad jamás podrá otorgar el triunfo a dos amantes en plena pubertad, por lo tanto, la historia toma ribetes absolutos de comedia, con dos cursos que abandonan las clases para asistir en pleno a la boda de Daniel y Melody en la vieja maestranza. A tal punto llega el convencimiento del amor, que hasta el propio Ornshaw, quien estaba disgustado con su amigo enamorado, decide oficiar la ceremonia. La comedia continúa con el Director (James Cossins), los profesores y la madre de Daniel (Sheila Steafel), acudiendo al lugar para atrapar y castigar tamaña felonía para con el sistema educacional y, por supuesto, con el chico pirotécnico por fin teniendo éxito con su bomba… solo que ahora accidentalmente explota dentro de un auto. Chicas y chicos se ven envueltos entonces, en una disparatada persecución con los adultos, una persecución muy british, una que hace imposible no recordar las que impusieron The Beatles en “A hard days night”.
Si hay algo que me gusta del cine inglés es su innegable parentesco costumbrista con algunos de nuestros ritos americanos, por lo menos, de algunos del cono sur. Lo que el cine estadounidense muestra me resulta fantasioso. Aquí, sin embargo, los chicos asisten a clases con uniforme, se transportan en buses públicos, juegan fútbol y no al béisbol (bueno, también juegan críquet), viven en barrios obreros parecidos a los nuestros, toman té, etc. Claro, ojalá nuestros obreros tuvieran el estándar de vida de los británicos, pero creo que por lo menos visualmente, me resulta mucho más cercano.
En síntesis, una película entrañable.
Más
- Jack Wild, el querido y rebelde Ornshaw, murió en marzo de 2006 víctima de un tumor bucal a los 53 años de edad. Su rostro, su carisma y su calidad actoral, formarán parte de nuestro imaginario cinematográfico por siempre. Actuó en «Oliver» junto a Mark Lester (1968); «Pfunstuf» (1970); y «Robin Hood, Príncipe de los Ladrones» (1991); entre otras.
- Mark Lester, el enamorado Daniel Latimer, dejó la actuación y se dedicó a la medicina. Es osteópata y acupunturista. En 1993 fundó la «Carlton Clinic«. Apareció en «Farhenheit 451» de François Truffaut (1966) ; fue actor principal en «Oliver» (1968); participó en capítulos de «El Fantasma y la Señora Muir» (1969); y «Disneylandia» (1970); entre otras. Se retiró de la actuación en 1977 a los 19 años.
- Tracy Hyde, la recordada Melody Perkins, se dedicó al modelaje y a la actuación de manera intermitente. Hoy maneja una empresa familiar llamada «Starboarding Kennels», un hotel y clínica veterinaria especializada en gatos, perros y pájaros.
Tracy Hyde Mark Lester Jack Wild
- «Melody» también fue llamada «S.W.A.L.K». Se trata de un acrónimo que quiere decir «Sealed with a loving kiss» (sellado con un beso de amor). También recibió el nombre de trabajo de «To have somebody».
Tráiler oficial de «Melody»
De la banda de sonido original: «Teach your children», Crosby, Still, Natch & Young.
«Melody». Subtítulos en castellano.
por Denis Eduardo Leyton
(publicado originalmente el 6 de mayo de 2007)